El mundo del entretenimiento perdió a uno de sus titanes. Terry Gene Bollea, mejor conocido como Hulk Hogan, falleció a los 71 años tras sufrir un paro cardíaco en su residencia de Florida. El ícono de la lucha libre profesional dejó este mundo el jueves por la mañana, confirmaron fuentes cercanas a la familia.
Con su melena rubia, bigote inconfundible y musculatura de superhéroe, Hogan fue mucho más que un luchador: fue una figura pop, un símbolo de una era dorada en la WWE (entonces WWF), y un referente cultural de los años 80 y 90. Su grito de batalla “Whatcha gonna do when Hulkamania runs wild on you?” trascendió generaciones.
Del cuadrilátero a Hollywood: una vida de excesos y reflectores
Hogan no solo dominó el ring, sino también la pantalla. Participó en películas como Rocky III, protagonizó su propio reality show (Hogan Knows Best) y hasta lanzó su línea de productos, desde figuras de acción hasta cervezas. Su rostro era tan reconocible como el de cualquier estrella de cine.
Sin embargo, no todo fue gloria. En 2015, una grabación con declaraciones racistas lo sacó del Salón de la Fama de WWE y lo dejó temporalmente fuera del ojo público. El escándalo empañó su legado y lo obligó a una disculpa pública. Eventualmente fue reincorporado al Hall of Fame, pero la mancha quedó.
El adiós al “inmortal”
En sus últimos años, Hogan había enfrentado problemas de salud derivados de múltiples cirugías de espalda. Aun así, seguía activo en redes sociales y ocasionalmente aparecía en eventos de la WWE. Su muerte, aunque inesperada, ocurre en una etapa donde parecía estar reencontrando la calma.
Le sobreviven su esposa Sky Daily y sus hijos Nick y Brooke.
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